2/3/19

Relato: "El campo de batalla".

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El ser humano es un animal, un animal con la potestad de ser racional, de pensar antes de actuar, de llevar a cabo cualquier plan, de plantearse diferentes hipótesis sobre una misma situación o distintos finales para una misma historia.
Algo que diferencia a los seres humanos de los animales es su campo de batalla. Los animales luchan por sobrevivir en los hábitats donde viven, frente a los diferentes peligros que conlleva la supervivencia. Por otro lado el ser humano pelea todos los días contra su interior.

Cada persona, cada humano es un mismo campo de batalla. Algunos están inmersos en la más profunda oscuridad y otros en la más incandescente luz. Allí se libran día a día las más desgarradoras contiendas. 

Pero ¿contra qué luchan los humanos? Luchan contra sí mismos, contra esa parte de ellos que no los deja vivir, que los atormenta, que los retiene en el pasado, que los catapulta a un futuro incierto o los estanca en un presente rutinario.
Los humanos pelean contra miles de fantasmas, que a su vez luchan bestialmente para poder  hacerse con esa alma cansada y derruida. 

El campo de batalla no siempre es el mismo, de niño, el ser humano lucha desde su interior contra lo desconocido, contra los peligros del afuera, contra los mounstros bajo la cama. A medida que va creciendo, los miedos cambian, y se libran nuevas batallas en otros campos: la codicia, la obsesión por un fin o una persona, la depresión, el desasosiego, la ansiedad. Miles de fantasmas que en el interior del ser humano pelean por ganar, por oscurecer esa alma a la que tanto necesitan y a la vez desprecian. 

Los animales cuentan con sus propias armas para  batallar ante la amenaza de sus depredadores,  la supervivencia a base de la caza o la protección de sus crías. En cambio el ser humano sólo posee una, la única para tomar el control de su interior: el amor. 

El amor ahuyenta cualquier fantasma, rompe cualquier cadena, e incluso una huida puede ser un gran acto de amor propio. El amor es capaz de salvar a esa alma que lucha todos los días contra todo aquello que la doblega, que la oscurece y que la agota.
Sólo con amor se puede quebrar la monotonía, y dejar atrás esos fantasmas que impiden al ser humano avanzar. Sólo con amor, uno puede ser el ganador de su propio campo de batalla: su alma.  

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