10/12/15

Novela: "El suéter de lana". Capítulo 17.

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Mariano sentía que la cabeza le estallaría en cualquier momento. Estaba en un lugar completamente oscuro, atado a una silla y con una mordaza que le impedía pedir ayuda.

Sentía olor a aserrín, pero no pudo descubrir nada más, porque alguien abrió la puerta del galpón y la luz que entró lo cegó por completo.

La figura que se acercaba a él no le parecía familiar hasta que le sacó la mordaza y comenzó a amenazarlo:
- ¡Decime ya, quién mató a mi viejo, porque cuento lo que sé!- le gritó Federico, que ya no era el secuestrador comprensivo pero firme que había sido con Valeria. Más bien ahora, estaba iracundo y desesperado.

- No sé de qué me estás hablando… ¿dónde estoy?- respondió Mariano, fingiendo confusión.
- Colaborá Mariano, o querés que Valeria vuelva a desaparecer, pero esta vez para siempre…- Arriesgó Federico, que no tenía ni la más mínima intención de hacerle daño a Valeria, sino de amedrentar a Mariano.
- ¡No! No le hagas nada a Vale, por favor…- fingió asustarse Mariano.
- Entonces hablá- Federico estaba por perder la paciencia.
-  Yo no sé que querés, pero no le hagas nada a Valeria o a Augusto- contestó Mariano.
-  Quiero saber si él es el que mató a mi viejo- le dijo Federico a Mariano, con los dientes apretados.

De repente, el Mariano asustado cambió por completo. Su mirada se perdía en la oscuridad. El nombramiento de la muerte hizo que recordara el día en que Augusto mató a aquel granjero, cuando buscaban a Valeria. La confusión de toda esa situación le hizo ver a Federico como aquel hombre que estaba muerto y que no dejaba de torturarlo en su  cabeza.


En ese momento, unos seis hombres irrumpieron en ese viejo galpón, redujeron a Federico y comenzaron a molerlo a golpes, mientras desataban a Mariano que aún seguía en ese trance, pero disfrutaba de cómo aquellos matones contratados por Augusto estaban golpeando al granjero, que no dejaba de retorcerse en el suelo. 

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