30/9/15

Relato: "Sapo de otro pozo". Por: Lucía González.

¡Gracias Lucía por el aporte!

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Normalmente me preguntan: “¿Qué hacés los findes?” o “¿Salís hoy?”. En estas situaciones, una persona normal respondería diciendo que sale con los amigos, o arma la previa en la casa de Gonza, que queda más cerca del boliche. Pero un sapo de otro pozo, contestaría: “Nada, me quedo en mi casa mirando alguna película, o leyendo un libro”. Ahí empiezan las miradas raras  un tanto despectivas, que se repiten  con la siguiente pregunta: “Ah, pero ¿no salís?”.

Soy un sapo de otro pozo. Esa soy yo. Mi diversión está en leer un libro y ver películas todo el día, en vez de salir a tomar hasta que no sepa ni cómo me llamo, para terminar vomitando en un baño durante horas.

Soy esa persona, ese sapo de otro pozo, que cuenta a sus amigos con los dedos de una sola mano, que le encanta estudiar y aprender música, que hace videos para Youtube, dando opiniones sobre todos los libros que leyó y los que le faltan por leer.

Soy de esas personas que disfruta jugando al ajedrez y que sabe apreciar el sonido del silencio.
Soy ese sapo de otro pozo, que no necesita maquillaje, o ropa cara y sensual para sentirse linda.
Soy de esas personas “escondidas”, en una sociedad que siempre te marca como comportarte a cierta edad.

Soy como pensarán muchos: un bicho raro,  soy solitaria, tímida y callada… Bueno a veces hablo mucho y de todo. Soy cheta, refinada y a la vez villera y desubicada.  

Soy esa persona  que nadie se  anima a conocer y que prefieren  juzgar.  
Soy esa persona  que cree en el amor para toda la vida, que sueña con casarse, con formar una familia y no estaría con alguien sólo por su atractivo físico.

Soy esa persona a la que le encanta comer y no le importan cuantas calorías puede tener una milanesa o una Coca light, porque no  me importa que la sociedad me diga cuánto debo pesar.
Soy esa persona que odia el verano y ama el invierno. Que por más que tenga 30 años, se sigue divirtiendo como a los cinco.

Soy esa persona, que sabe agradecer y también aceptar mis errores pidiendo perdón.
Soy, como muchos dirán y pensarán, un sapo de otro pozo.

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