Hubo un instante en que el Amor, el sentimiento más puro del planeta, se rindió. Renunció a permanecer un segundo más en la Tierra, como todos los otros sentimientos que día a día, le dan un nuevo amanecer a la vida humana hasta que llega la hora de su partida.
El día que el Amor renunció, decidió comunicarles su decisión a todos los otros sentimientos en el Consejo General de las Emociones y los Sentimientos (CGES).
Se paró frente al atril en el medio de todos y exclamó en tono de queja:
- Me cansé, me cansé de los seres humanos, el tiempo para mí se agotó, ya no tengo más lugar en la Tierra.-explicó con un nudo en la garganta.
Todos, que escuchaban atentamente comenzaron un gran bullicio, menos el Aburrimiento que aprovechó el alboroto para bostezar.
- Hoy decido dejar el Planeta Tierra, estoy cansado, frustrado, fatigado como para seguir soportando el desprecio del ser humano.-continuó el Amor.
A la Alegría se le borró la sonrisa, la Locura se puso como loca, la Tristeza comenzó a llorar, la Nostalgia empezaba a recordar épocas mejores.
Hasta el Odio estaba serio, porque ya no tendría con quién pelear.
La Envidia no soportaba que el Amor tuviera un atril en el cuál exponía sus razones para alejarse del Planeta Tierra.
El único ser que no se escandalizó, ni se ofuscó, ni se entristeció, ni se puso alegre por semejante noticia, era la Sabiduría, la más racional de todos. Sólo escuchaba atentamente, esperando los motivos que tenía el Amor para renunciar a seguir sembrando la Tierra de corazones y suspiros.
La razón de la renuncia, no tardó en llegar.
- Hoy en día sentimientos como el Egoísmo hacen que mi trabajo sea imposible. Los humanos sólo se dejan guiar por el instinto, ya ni siquiera escuchan a su corazón, un fiel amigo, al que voy a extrañar mucho. He estado con los humanos desde que el mundo es mundo, pero esta situación es insostenible. Se han vuelto egoístas, narcisistas. Cada humano es una isla, están aislados del mundo que los rodea. Se crearon su propio mundo artificial en el que sólo conviven con su ego.
Mi objetivo de hacer que florezca el amor, con ellos, se convierte en una misión imposible. La Empatía está a punto de quedarse sin trabajo, y es cuestión de tiempo para que yo también lo pierda a causa de los humanos, que están tan irascibles, intolerantes y tan vacíos de amor.
Los humanos ya no buscan el amor, no lo dejan florecer, no lo alimentan. Quizás los tiempos cambiaron y ellos buscan algo que evidentemente yo no les puedo dar-finalizó el Amor en una crisis catártica.
El Miedo se asustó mucho, el Egoísmo sonreía porque ahora él tomaría el lugar que por mucho tiempo había sido del Amor, y junto con la Envidia y el Narcisismo formarían un nuevo régimen, una nueva era en la Tierra.
La Angustia no podía ni hablar del profundo nudo que tenía en la garganta, y la Duda no sabía qué hacer.
La Desesperación empezó a gritar y correr por todos lados y la Furia le gritaba enojada que dejara de hacerlo.
La Alegría se reía de los nervios, la Tristeza sollozaba, mientras que el Odio, el Rencor y la Mentira charlaban apartados de los demás. No, mentira, charlaban a apenas unos metros de la Sabiduría.
La Pasión debía tomar una decisión: si irse junto al Amor, o traicionarlo para sumarse a las filas del Egoísmo.
La Soberbia se jactaba de que podía renunciar mejor que el amor.
La Empatía no podía dejar de sentirse cansada, desesperanzada y triste por la noticia.
La Tranquilidad, ni se inmutaba.
La Esperanza, esperaba con determinación a que en el último instante algo o alguien hiciera recapacitar al Amor.
Luego de escuchar el discurso, la Sabiduría que representaba todo lo racional fuera de cualquier inclinación emocional, se paró de su asiento y se dirigió al centro. Los sentimientos seguían alborotados, pero al ver a la Sabiduría en el frente, fueron acallando sus voces.
La Sabiduría pensó con delicadeza qué palabras usar para despedir al Amor, sin embargo, dijo:
- Como ya nos hemos anoticiado, el Amor ha decidido irse de la Tierra porque, según él, los seres humanos lo desprecian y se siente aislado en un mundo controlado por el Egoísmo y sus más grandes aliados. Pero, si me permiten, me gustaría hacer una consideración sobre lo que significa el Amor en el Planeta Tierra.- la Sabiduría carraspeó y comenzó su exposición.
- Señor Amor, usted no sólo está en una pareja de adolescentes que se envían mensajes electrónicos llenos de dibujos con corazones.
Tampoco solamente está, en esa pareja de ancianos que luego de compartir juntos una infinidad de años, sólo esperan que la muerte los deje irse juntos.
No está solamente en ese joven destrozado que ve alejarse a su amada en brazos de otro muchacho.
Usted es más valioso de lo que cree, es omnipresente, porque está siempre en todo momento, en todo lugar, en todo tiempo.
Usted está entre el bebé recién nacido y su madre. En ese primer contacto que sellará un lazo de amor para siempre.
Usted está en la alegría de ese “pichicho”, que mueve alocadamente su cola, cada vez que su “dueño” o “amo” llega a casa.
Usted está en aquel niño que defiende con uñas y dientes a su hermano menor.
Usted está también en el querer propio, que hará al ser humano alejarse del ahogamiento mental, de la destrucción emocional, o de una sustancia que lo hace dependiente de ella.
Usted también está calado en el odio ¿o por qué cree que odia tanto? Porque hubo un tiempo donde amó demasiado y desgraciadamente salió lastimado, pero sólo usted, desde el interior, podrá sanar sus heridas.
Usted está en los corazones fuertes, enteros que esperan vigorosos su llegada, y también está en esos corazones resquebrajados, desganados, que esperan al menos, una oportunidad de rearmarse, curarse.
Déjeme decirle, señor Amor, que usted está viendo la parte del vaso vacío…- finalizó la Sabiduría.
Todos quedaron enmudecidos, la Tristeza lloraba, la Emoción lloraba, la Empatía lloraba, la Alegría lloraba y se reía.
El Amor no podía creer que alguien dijera tantas cosas lindas sobre él y eso también lo hizo emocionarse.
El Egoísmo empezaba a preocuparse porque posiblemente y conociendo al Amor tanto como lo conocía, su sueño de ocupar su lugar, se desvanecería pronto.
El Odio, odiaba a la Sabiduría por haber revelado detalles de su pasado más íntimo.
- Bueno, finalmente, ¿se queda, o se va?-consultó la Sabiduría.
El Amor dudó, la Duda dudó, el Aburrimiento bostezó.
- Voy a quedarme, pero sólo con un par de condiciones- dijo por fin el Amor.
- Lo escuchamos- contestó la Sabiduría.
- Voy a necesitar un equipo de trabajo para que me ayude a cumplir con mis responsabilidades, tantos años al frente del barco a uno le pasan factura.- respondió el Amor.
- ¿Quién formará parte de su equipo?- quiso saber la Sabiduría (aunque ya debería saberlo).
- Voy a necesitar a la Alegría, a la Tristeza, al Miedo, a la Euforia, a la Emoción, a la Locura a la Empatía, a la Duda, a los Celos, (que balbuceaba entre dientes por qué habían elegido primero a la Duda si no sabía ni dónde estaba parada), a la Pasión, y al Egoísmo.- finalizó el Amor.
Todos quedaron enmudecidos, hasta el Egoísmo, que no podía creer que el Amor lo solicitara luego de que casi renuncia a causa de él.
- ¿Puedo preguntarle por qué elige al Egoísmo?- interrogó la Sabiduría, aunque supo la respuesta de inmediato.
- Porque después de tanto tiempo, me he dado cuenta del terror que le tienen los humanos a enamorarse, a jugarse por lo que quieren. No son capaces de elegir y es allí donde se equivocan y sufren. Al sufrir se tornan fríos, distantes, superficiales. Por eso quiero que el Egoísmo ayude al corazón a tomar las decisiones. Que el Egoísmo sea un beneficio que les ayude a reflexionar, que los ayude a superar su sufrimiento, o a evitarlo. Que logren salir del dolor cuando todo sea oscuridad. En definitiva, quiero que el Egoísmo sea el “cerebro” del corazón-explicó, El Amor.
El Egoísmo, que escuchó atentamente el argumento del Amor, jamás quiso compartir su gratitud con él.
- Que así sea entonces, ahora vuelvan todos a sus lugares que un nuevo día está por comenzar en el Planeta Tierra- sentenció la Sabiduría.
Todos comenzaron a abandonar, algunos rápidamente, otros de a poco, aquel lugar dónde el Amor casi renuncia a todo.
A partir de ese momento, no sólo algo cambió en él, sino también en la Sabiduría, que ya no pudo evitar sonreír cada vez que lo veía o se cruzaba en su camino. Algo se estaba gestando, y la Verdad, fue la primera en saberlo, pero se le dio por jugar a las escondidas.
Así fue como el Amor encontró su brújula y la Sabiduría algo nuevo en que pensar.
En cuanto a los seres humanos “la nueva” forma de amar, llegaría con una gran implosión de emociones.
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