17/4/20

Especiales: "Informe de situación".

Click en "Leer más" para leer este escrito especial.











Y de repente el mundo se detuvo, el tiempo se paró por completo y el planeta quedó patas para arriba.
De pronto las películas sobre enfermedades y apocalipisis zombie cobran otro sentido, las premoniciones y teorías conspirativas están a la orden del día y el ser humano ya no vive la inmediatez, sino que intenta sobrevivir en una quietud incómoda y a veces angustiante.
En un instante las casas, los departamentos, las casillas, las chapas que simulan ser cuatro paredes se convierten en una jaula, en una prisión, de la que sólo se puede salir para conseguir el alimento. Ya no hay salidas a la plaza, o a tomar un helado y mucho menos los almuerzos familiares o las cenas con amigos. Ya no hay abrazos, besos ni caricias en la espalda, ahora hay saludos a la distancia.

Las sonrisas están tapadas por barbijos, los aplausos son para los que están en la línea de fuego batallando contra el enemigo invisible. Hay enfermos que se recuperan y pueden volver a su lugar de lucha, otros que nunca más vuelven a ver sus familias.

Una pandemia mundial puso al mundo al revés: Los humanos encerrados en sus casas, con miedo, con temor, angustiados, mientras que la naturaleza se abre paso con la necesidad de una libertad anhelada hace cientos de años. Los peces vuelven a aguas que les fueron usurpadas, los animales de tierra se animan a deambular por las calles desiertas buscando alimentos. Se redujo la mitad de la contaminación mundial y la capa de ozono se recupera lentamente y los árboles regalan oxígeno más limpio a los seres vivos.

Algunos pensarán que esta es una señal de un Dios superior que nos castigará ferozmente por nuestros pecados, otros pensarán que la naturaleza encontró la forma perfecta de hacer pagar a los humanos su karma.

Pero de una sola cosa hay que estar seguros: nuestro planeta cambiará para siempre, porque un día la normalidad será otra normalidad diferente. Porque los besos y los abrazos serán distintos, más efusivos, porque quizás uno haga lo que realmente quiere hacer, porque tal vez la cuenta bancaria ya no importe tanto y volver a juntarse con amigos sea cuestión de estado todos los viernes, porque será la hora de decir todo lo que sentimos, porque será tiempo de aceptarnos y ser como somos, sin máscara ni barbijo. Porque será momento de dejar atrás todo lo que hace mal para inducir la llegada de todo lo que hace bien, y por último  porque la vida ya no será sólo un instante de atención, tal vez serán segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, de la tan anhelada, soñada y esperada libertad.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Dejá tu comentario!