- Estamos al horno, Rubén- le dijo Federico a
su profesor que había realizado las pruebas sobre las muestras cuyas
plantaciones en el campo de Augusto generaban cáncer. Todo, debido al
fertilizante experimental que le había facilitado García.
Eran las 8 de la noche. Federico visitaba la
casa de Rubén por primera vez, ya que
los numerosos encuentros anteriores que habían tenido, se dieron en lugares
públicos o en escuelas donde se desempeñaba su profesor. Él le había dado su
número de teléfono a Federico por si necesitaba ayuda, ya que continuaban
adelante con la investigación sobre los agroquímicos en el campo de Augusto,
desde que analizaron las muestras y dieron resultados positivos para leucemia y
5 tipos de cáncer más.
- ¿Me vas a decir que pasa?- se tornó nervioso
Rubén.
- Augusto sospecha de Valeria. Necesito que
aceleremos lo de las pruebas contra él y
una cosa más: hay que descubrir quién está detrás de todo esto. Él es apenas un
títere. Nos falta una pieza del rompecabezas para que vayan presos- dijo
excitado Federico.
- Te dije que esto se iba a tardar años, pero
no te preocupes tengo el informe prácticamente terminado. Hay unos amigos míos
trabajando en la policía científica, ¿querés que contactemos con ellos para ver
que pueden averiguar?
- Necesito discreción, Rubén, hay muchas vidas
en juego, incluso las nuestras. Tengo el presentimiento de que la política está
metida en todo esto…- dijo Federico, tomando un sorbo de cerveza que le había
ofrecido su científico amigo.
- ¿Y desde cuando la política no está metida
en desastres ambientales o genocidios?- contestó Rubén ya descreído.
- Tenemos que tener mucho más cuidado a partir
de ahora. La gente que protege a Augusto es de acá del pueblo y no
necesariamente son empleados de los
hospitales o los que trabajan en las plazas- comenzó a pensar Federico. Si su
mente formara parte de una carrera de atletismo, ya le hubiese ganado al atleta
más rápido del mundo. Rubén que conocía su forma de pensar y su gran
inteligencia, arriesgó:
- ¿Vos decís que el intendente está detrás de
todo esto?-
- Es una gran posibilidad. Sólo tengo unas
pocas dudas, pero pensalo Rubén: un tipo que casi nadie conoce, de la nada salta a la fama por un emprendimiento
textil focalizado en nuestro pueblo. Estaba condenado al fracaso, pero mágicamente
logra crear un imperio. Saca agua de una piedra. Con ese carisma y esa fama aprovecha la
volteada para presentarse a intendente y gana ¿No te parece muy sospechoso?
¿Eso no lo ayudaría a poder tapar sus negocios en negro y a crear más?- explica
Federico.
- Bueno la gente vota lo que vota. Además no
tenemos pruebas…- contestó Rubén escéptico.
- Otra
cosa: los medios locales jamás hablan de su pasado, de su niñez, de sus padres.
De su educación. Para ellos, el tipo empezó a existir con su éxito- conjeturó
Federico.
- Bueno sabés que los medios de comunicación
son bastante superficiales y hay otros intereses detrás también. Un tipo
exitoso puede mover sus influencias para que no se sepan detalles de su vida
que lo perjudicarían- rebatió Rubén.
- Ahora el intendente es una pobre víctima del
sistema de medios, y del capitalismo ¿no? Y lo otro que investigamos ¿qué?-
apuró Federico a Rubén.
- Ahí tenés tazón. Todos los integrantes de su
gabinete tienen antecedentes penales, pero la mayoría están borrados de la base
de datos o se quemaron en incendios
dudosos.
- ¡Y no sale en ningún lado! Esto es grave, lo
de la contaminación, lo del cáncer en los agroquímicos y quién sabe cuántas
cosas más- se irritó Federico.
- ¿Cuáles son los pasos a seguir ahora? ¿Hablo
a la gente de la policía científica?- preguntó Rubén.
- Sí y si tienen contacto con la Policía
Federal también. Necesito que termines la investigación de los agroquímicos en
los campos de Augusto y que esta gente averigüe más sobre el intendente: quiero
saber su pasado, niñez, padres, donde vivió a qué colegio fue: todo. Yo voy a
seguir con la parte del plan de Valeria- dispuso Federico.
- Cuidala
a esa chica, ojalá no quedes viudo antes de tiempo- se rió de su propia broma
Rubén.
- Callate, nada que ver, estoy agradecido por
todo lo que hizo por mí, nada más- se sonrojó Federico.
- Bueno, la próxima avisale a tu cara que
disimule, porque cada vez que la nombrás, se te va la inteligencia al diablo y
ponés expresión de idiota- siguió risueño el científico.
- Dale, trabajá Einstein. No vaya a ser cosa
que se te fría el cerebro- le contestó Federico, tomó sus cosas y se fue al
departamento que le consiguió Valeria. Unas cuantas horas después Mariano lo
llamaría por teléfono para decirle que tenía secuestrada a la chica.
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