31/3/19

Novela: "El suéter de lana". Capítulo 36

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- Estamos al horno, Rubén- le dijo Federico a su profesor que había realizado las pruebas sobre las muestras cuyas plantaciones en el campo de Augusto generaban cáncer. Todo, debido al fertilizante experimental que le había facilitado García.
Eran las 8 de la noche. Federico visitaba la casa de  Rubén por primera vez, ya que los numerosos encuentros anteriores que habían tenido, se dieron en lugares públicos o en escuelas donde se desempeñaba su profesor. Él le había dado su número de teléfono a Federico por si necesitaba ayuda, ya que continuaban adelante con la investigación sobre los agroquímicos en el campo de Augusto, desde que analizaron las muestras y dieron resultados positivos para leucemia y 5 tipos de cáncer más.  

- ¿Me vas a decir que pasa?- se tornó nervioso Rubén.
- Augusto sospecha de Valeria. Necesito que aceleremos lo de  las pruebas contra él y una cosa más: hay que descubrir quién está detrás de todo esto. Él es apenas un títere. Nos falta una pieza del rompecabezas para que vayan presos- dijo excitado Federico.
- Te dije que esto se iba a tardar años, pero no te preocupes tengo el informe prácticamente terminado. Hay unos amigos míos trabajando en la policía científica, ¿querés que contactemos con ellos para ver que pueden averiguar?
- Necesito discreción, Rubén, hay muchas vidas en juego, incluso las nuestras. Tengo el presentimiento de que la política está metida en todo esto…- dijo Federico, tomando un sorbo de cerveza que le había ofrecido su científico amigo.
- ¿Y desde cuando la política no está metida en desastres ambientales o genocidios?- contestó Rubén ya descreído. 


- Tenemos que tener mucho más cuidado a partir de ahora. La gente que protege a Augusto es de acá del pueblo y no necesariamente son empleados de  los hospitales o los que trabajan en las plazas- comenzó a pensar Federico. Si su mente formara parte de una carrera de atletismo, ya le hubiese ganado al atleta más rápido del mundo. Rubén que conocía su forma de pensar y su gran inteligencia, arriesgó:
- ¿Vos decís que el intendente está detrás de todo esto?-
- Es una gran posibilidad. Sólo tengo unas pocas dudas, pero pensalo Rubén: un tipo que casi nadie conoce, de  la nada salta a la fama por un emprendimiento textil focalizado en nuestro pueblo. Estaba condenado al fracaso, pero mágicamente logra crear un imperio. Saca agua de una piedra.  Con ese carisma y esa fama aprovecha la volteada para presentarse a intendente y gana ¿No te parece muy sospechoso? ¿Eso no lo ayudaría a poder tapar sus negocios en negro y a crear más?- explica Federico.
- Bueno la gente vota lo que vota. Además no tenemos pruebas…- contestó Rubén escéptico.
-  Otra cosa: los medios locales jamás hablan de su pasado, de su niñez, de sus padres. De su educación. Para ellos, el tipo empezó a existir con su éxito- conjeturó Federico. 


- Bueno sabés que los medios de comunicación son bastante superficiales y hay otros intereses detrás también. Un tipo exitoso puede mover sus influencias para que no se sepan detalles de su vida que lo perjudicarían- rebatió Rubén.
- Ahora el intendente es una pobre víctima del sistema de medios, y del capitalismo ¿no? Y lo otro que investigamos ¿qué?- apuró Federico a Rubén.
- Ahí tenés tazón. Todos los integrantes de su gabinete tienen antecedentes penales, pero la mayoría están borrados de la base de datos  o se quemaron en incendios dudosos.
- ¡Y no sale en ningún lado! Esto es grave, lo de la contaminación, lo del cáncer en los agroquímicos y quién sabe cuántas cosas más- se irritó Federico. 


- ¿Cuáles son los pasos a seguir ahora? ¿Hablo a la gente de la policía científica?- preguntó Rubén. 
- Sí y si tienen contacto con la Policía Federal también. Necesito que termines la investigación de los agroquímicos en los campos de Augusto y que esta gente averigüe más sobre el intendente: quiero saber su pasado, niñez, padres, donde vivió a qué colegio fue: todo. Yo voy a seguir con la parte del plan de Valeria- dispuso Federico. 


-  Cuidala a esa chica, ojalá no quedes viudo antes de tiempo- se rió de su propia broma Rubén.
- Callate, nada que ver, estoy agradecido por todo lo que hizo por mí, nada más- se sonrojó Federico.
- Bueno, la próxima avisale a tu cara que disimule, porque cada vez que la nombrás, se te va la inteligencia al diablo y ponés expresión de idiota- siguió risueño el científico.
- Dale, trabajá Einstein. No vaya a ser cosa que se te fría el cerebro- le contestó Federico, tomó sus cosas y se fue al departamento que le consiguió Valeria. Unas cuantas horas después Mariano lo llamaría por teléfono para decirle que tenía secuestrada a la chica.

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